Cerámica esmaltada 17 x 21 cm 2024 La composición fusiona dos figuras en un gesto de entrega, donde el abrazo no solo es físico, sino que también simboliza la unión de las almas. El uso del color y la textura resalta la presencia de opuestos complementarios: el blanco y el negro, la rigidez y la calidez, la firmeza y la ternura, el control y la confianza, la fortaleza y la vulnerabilidad. Estos contrastes se entrelazan para crear un equilibrio en el que los opuestos coexisten y se complementan. La obra nos invita a reflexionar sobre el poder sanador de un abrazo genuino, tanto con el otro como con uno mismo.